Casi ninguno/a de los/as alumnos/as conocía el experimento de sembrar lentejas en algodón para ver cómo crecen sin tierra pero muchos/as tienen un huerto en sus casas y conocen una gran variedad de especies vegetales. Esta es solo una de las muchas cosas que descubrimos y aprendimos en este maravilloso proyecto junto a la Fundación Simón I. Patiño.Hace unos meses VermisLAB “viajó” digitalmente por primera vez a América del Sur para trabajar con la Fundación Simón I. Patiño en un proyecto fascinante que tiene como objetivo principal ofrecer las mismas oportunidades educativas a todos los niños y niñas independientemente de su lugar de procedencia.

Esta fundación fue creada hace 90 años por Don Simón I. Patiño para contribuir al progreso moral e intelectual de las nuevas generaciones bolivianas. Actualmente la fundación, con sede en Ginebra, desarrolla programas de investigación y desarrollo para toda América del Sur en campos como la cultura, la salud, la agricultura, la ecología y la educación. Y en este último es dónde entra en juego VermisLAB.  

Siguiendo la misma metodología que utilizamos en nuestras clases y talleres, desarrollamos un programa basado en el aprendizaje por proyectos, en el que se dan a conocer nuevas tecnologías de una forma práctica y real, se potencia la creatividad y se estimula la curiosidad por las disciplinas STEM, se mejora la resolución de problemas y el trabajo en equipo y todo ello, como no podía ser de otra forma, ¡divirtiéndonos muchísimo! 

En agosto iniciamos tres cursos a distancia, y de forma simultánea en tres ciudades bolivianas, en los que los/as docentes de VermisLAB y los distintos equipos de la Fundación Simón I. Patiño trabajamos conjuntamente para ofrecer lo mejor de las dos entidades a 60 alumnos/as bolivianos de entre 6 y 16 años. 

Innovacion educativa online en Bolivia

Los alumnos y alumnas de Pairumani, una pequeña región cercana a Cochabamba, se transformaron en auténticos/as exploradores/as del espacio. Durante dos meses descubrieron los misterios del Universo, realizaron experimentos para comprender las leyes que lo gobiernan, exploraron Marte y se imaginaron cómo sería la vida en un ecosistema tan diferente al nuestro. En equipos construyeron un Rover para llevar a cabo su misión en el planeta rojo, diseñaron cohetes para poder llegar hasta allí y los vimos despegar. ¡Y volar algunas decenas de metros!

Proyectos de innovacion educativa en Bolivia

En La Paz, los/as alumnos/as realizaron una caseta educativa antiincendios que alerta a bomberos/as y animales en caso de incendio. Como nos comentaron ellos/as mismos/as, los incendios son bastante frecuentes en las zonas de selva boliviana y eso hizo que pudieran empatizar, aunque fuera en la distancia, con los/as alumnos/as de Santiago de Compostela que idearon este proyecto para proteger los bosques gallegos. Para llevar a cabo el proyecto aprendieron a crear circuitos electrónicos, a programar, a diseñar sus propias casetas para pájaros, a construirlas y a decorarlas. ¡Seguro que a más de un pajarito le gustaría vivir en ellas!

En Santa Cruz los/as alumnos/as tenían el propósito de convertirse en auténticos makers y construir un invernadero educativo inteligente. Crearon y programaron los circuitos con Micro:bit, construyeron un invernadero icosaédrico, realizaron complejos experimentos de botánica y hasta fabricaron su propio herbario. ¡Sin ninguna duda, ya son unos/as grandes makers!

Fueron tres cursos muy intensos y mentiríamos si dijéramos que ha sido fácil. A pesar de hablar el mismo idioma las diferencias culturales son muy grandes; el formato online, la distancia y la diferencia horaria han supuesto un reto y, cómo no, la situación sanitaria actual también nos afectó haciéndonos cambiar algunos planes. Sin embargo, a pesar de estas dificultades ha sido una magnífica experiencia de la que nos ha encantado formar parte. De hecho, seguramente sin una pandemia, sin esta rápida adaptación y normalización de las videollamadas, no habríamos tenido la oportunidad de colaborar con una entidad que se encuentra a tanta distancia y formar parte de un proyecto como este.

Una parte imprescindible han sido las personas que formaban los distintos equipos de las tres ciudades bolivianas: coordinadores/as, pedagogos/as y técnicos que fueron mucho más que nuestras manos y ojos en la distancia. Todos/as ellos/as están muy entregados/as y como nos dijeron “sabemos que la educación es la pieza clave para mejorar el futuro de un país” y “somos muy conscientes de que el futuro es tecnológico y queremos preparar a nuestros/as jóvenes para ello”. Nosotros/as, con nuestra experiencia, estamos encantados/as de poder participar en esa tarea.

Pero, sin lugar a dudas, los/as protagonistas han sido todos los alumnos y alumnas, muy ilusionados/as con este nuevo proyecto desde el principio. Han explorado, han experimentado, han aprendido, se lo han pasado genial y, lo mejor, quieren seguir haciéndolo. Como nos dijeron algunos/as de ellos/as: “me gustó todo, aprendí muchas cosas nuevas, no quiero que acabe”, “lo que más me gustó fue armar el cohete y lanzarlo con el experimento, es muy divertido aprender” o “fue divertido que nos hicieran imaginar que éramos astronautas, me gustaría serlo e ir a Marte”.

Para muchos/as, que no tienen acceso a la tecnología en su día a día, este ha sido su primer contacto práctico con este mundo y también les supuso un gran reto, como nos dijeron “al principio no entendía nada de los cables pero me gusta mucho ver mi proyecto acabado y funcionando bien” o “lo más difícil ha sido programar pero me gusta poder ayudar en los incendios”. Y es que uno de los mensajes subyacentes era concienciar a los/as niños/as de que, a pesar de ser todavía niños y niñas, ya tienen mucho que aportar a la sociedad con proyectos que solucionan necesidades reales, que tienen las capacidades necesarias y el talento para seguir estudiando y aprendiendo y que algún día puedan convertirse en científicos/as o ingenieros/as.

El aprendizaje ha sido mutuo. Además de aprender muchísimas palabras nuevas y a hablar más despacio, personalmente me quedo con la certeza de que independientemente del lugar, aquí en Galicia o en Bolivia, los niños y niñas son niños y niñas, y que lo que más les gusta es satisfacer su curiosidad mediante el aprender-haciendo y divirtiéndose, así como que estamos muchas personas formándonos y trabajando con ilusión para darles el entorno adecuado para que esto pueda ser así. 🙂