¿Cómo debemos enfrentarnos a un comportamiento inadecuado de nuestros/as hijos/as? ¿Es el castigo el método más eficiente? ¿Existen otros menos duros y más eficaces? Ya hablamos en otras ocasiones de lo difícil que es la tarea de educar a los/as hijos/as, pero ciencias como la psicología y/o la pedagogía pueden ayudarnos a transitar por este camino, proporcionándonos herramientas que podemos ir probando y ajustando a nuestras necesidades. ¿Sería interesante recibir una formación en este sentido?
La teoría del condicionamiento operante de Skinner es uno de los ejemplos de esto y de ella vamos a hablar en este post. Esta teoría está basada en el aprendizaje asociativo y, centrándose en la relación de conducta-consecuencia, nos presenta una serie de herramientas para modificar los comportamientos en base a contingencias o consecuencias. Hablaremos a continuación más en detalle de algunas de ellas.
El refuerzo
El refuerzo hace referencia a aquel estímulo que presentado de forma concreta tras la emisión de la conducta aumenta la posibilidad de conseguir la respuesta esperada. Así explicado de forma tan teórica parece algo complejo, pero no deja de ser algo tan sencillo como utilizar el refuerzo para aumentar las probabilidades de que una conducta sea llevada a cabo, bien siendo algo nuevo que se va aprendiendo o una conducta que se quiere mantener o aumentar su frecuencia.
La aplicación del refuerzo debe llevarse a cabo siguiendo unas pautas para que no se vuelva algo contraproducente. Si no lo aplicamos bien puede dar lugar a niños/as que basan únicamente su comportamiento en la posible recompensa y en los cuales la no obtención de la misma da lugar a un empeoramiento de la conducta. Os comentamos algunas claves que quizás os puedan ayudar a la hora de aplicarlo:
-
- Es importante que esas recompensas no sean exclusivamente materiales, de hecho las recompensas sociales son más eficaces y duraderas. No existe mejor refuerzo para nuestros/as hijos/as que la atención de sus padres y todo el tiempo que les podáis dedicar 😀
- Es importante que esas recompensas no sean exclusivamente materiales, de hecho las recompensas sociales son más eficaces y duraderas. No existe mejor refuerzo para nuestros/as hijos/as que la atención de sus padres y todo el tiempo que les podáis dedicar 😀
-
- Igualmente el refuerzo no se debe basar sólo en recompensas tangibles. En ocasiones dedicamos mucho tiempo a decirles únicamente lo que hacen mal y muy poco en decirles lo que hacen bien, lo cual puede resultar mucho más eficaz. Expresiones como estoy muy orgulloso/a de ti, decirle lo bien que se porta o que mayor está puede dar lugar a grandes mejoras en la conducta de los/as pequeños/as.
- Si el refuerzo se produce de forma inmediata la información llega mejor, ya que le informa al niño/a inmediatamente de que su conducta es correcta. Pero es importante que a medida que se va adquiriendo la conducta el intervalo de tiempo entre las respuestas y las aplicaciones del refuerzo, así como entre los distintos refuerzos, aumente. No debemos caer en el error de inculcarles que la única motivación para tener una buena conducta es una recompensa inmediata determinada.
- También resulta muy importante dedicarle tiempo a elegir el reforzador idóneo. Si la recompensa es siempre la misma con el paso del tiempo será totalmente ineficaz. Igualmente, si la recompensa es desproporcionada desvirtúa el papel que juega en la transformación de la conducta, tiene que existir cierta proporcionalidad.
Una técnica muy visual para la aplicación de refuerzo con los más pequeños/as es la Economía de Fichas, una manera divertida de modificar a conducta a través de la obtención de puntos donde el consenso y el diálogo es clave. En siguientes artículos entraremos a hablar en detalle sobre esta técnica y de cómo aplicarla de una manera eficaz.
El castigo
El castigo consiste en la aparición de un estímulo negativo como consecuencia de una respuesta dada, buscando eliminar una conducta a base de sanciones. Por ejemplo, si un/a niño/a no recoge su habitación se le impide ir al parque con sus amigos/as.
El castigo es un método bastante habitual y en la mayoría de los casos podemos comprobar su poca eficacia. Muchas veces los malos comportamientos de los/as niños/as vienen dados por una necesidad de llamar la atención. ¿Será por eso que el refuerzo es más eficaz que el castigo? Pues implica más dedicación y tiempo con los nuestros/as hijos/as.
Nosotros apostamos por la aplicación del refuerzo y en nuestras clases también fomentamos el refuerzo entre iguales a través del Maker de la Semana, una dinámica donde nuestro alumnado realiza un ejercicio de empatía y reflexión con sus compañeros/as para premiar su participación y compañerismo en clase.
Pero no podemos finalizar este post sobre la conducta sin hacer referencia a las normas. Sin duda detrás de un buen comportamiento se encuentran normas claras, argumentadas y negociadas. Si los/as niños/as entienden las normas e incluso forman parte de su elaboración es mucho más probable que las cumplan y que sus comportamientos sean mejores. Para nosotros la clave está en el diálogo y en el entendimiento, por eso el primer día de clase elaboramos nuestras normas con nuestros/as pequeños/as 😀